lunes, 30 de noviembre de 2015

El sombrerero.

El mimbre brotaba de su cabeza dando forma a un sombrero de festejos. Anclado, con las raíces, a su cerebro absorbido.
El sujeto posaba de canto mientras su imaginación era puro serrín.
Su pulso enloquecía y la temblorosa mano removía, tintineando, la tacita de té.

jueves, 19 de noviembre de 2015

El soldado envejecido

Forjó su armadura de antigualla, vitoreado como vieja leyenda. Apenas sostenía la espada, tan solo era un bastón afilado en unas manos arrugadas. Coraza de hojalata, óxido y desconchada.
Cuerpo envejecido, cicatrices arrugadas y un yelmo, agujereado, que las camuflaba.
La espalda estaba basada en un libro de historia, con la piel despellejada en tiras de escayola, expulsando el olor del dolor y el miedo.


El tufo a metralla regurgitaba en su paladar y la lengua se dividía en dos dialectos. Bigote rizado destacando los orígenes, con mezcla de arena embarrizada. Y brotes de cuervos negros se le manifestaban cada noche cuando cerraba sus parpados quemados.

martes, 14 de julio de 2015

Es hora de...

Tras unas horas en el sofá, es hora de irse a la cama. Es hora de tumbarse y descansar. De pensarte, de tener el cuerpo en mi casa y mi mente acurrucado en tu cama. Es hora de buscarte en mi extensa cama de 90. Es hora de quererte más que ayer, pero menos que mañana.
Van llegando esas horas en las que necesito tus somníferas manos, las miradas cruzadas en horizontal y soñar juntos en la misma almohada.
Porque a éstas horas y a todas las horas del mundo lo que necesito es A TI.

jueves, 1 de enero de 2015

El hilo rojo.

Una vida definida en dos factores. Tacto y color.
Es la cuerda floja de dos equilibristas, una tirolínea de dos sentimientos, un tacto de hilo y un color rojizo. Capaz de ser estirado sin ni siquiera llegar a su deshilacho. Es el hilo que une dos vasos de plástico transmitiendo las vibraciones de mis labios a tu oído.
Uniendo dos cuerpos que aún no están presentes. Sin fecha de caducidad, ni por los kilómetros de distancia.
Porque todos tenemos un lazo que nos une a nuestro hilo rojo con la persona predestinada.