martes, 17 de junio de 2014

Locura y Paz.

Yo representaba para ti un baño de espuma, con sales minerales y fragancias aromáticas. Una tarde de infusiones, té y otros relajantes predominaban.
Yo era tu paz, tu calma, tu armonía.
Tú eras mi locura, mi arrebato, mis ganas de vivir. Representabas la cafeína que fluia por mis venas. La que brotaba de tu mirada, eso explicaría mis noches sin dormir.
Una leche manchada, un café con leche o un cortado con Baileys. Decorando con dulzura el nerviosismo provocado en pequeñas dosis.
Como Julieta te asomabas por la puerta, simulando un balcón, mirando hasta que se me perdía de vista.
Como Romeo, saltaba y me dejaba caer de la barandilla blanca, como si fuera una escalera de hiedra enrevesada. Atravesando un bosque peliagudo, de curvas pronunciadas, desprendimientos a todo trapo y ramas caídas, sobresalientes, que intentaban golpear a cualquier pasajero.

Acompañado por un amigo pelirrojo. A veces tímido, a veces temerario.